Descripción
Refranero Médico. 1944, antiguo, raro, buen precio
Antonio Castillo de Lucas hizo otro tanto con la paremiología médica. Lo más importante de su labor, con serlo mucho el trabajo de campo, lo constituyen los jugosos, oportunos y sabios comentarios que añade a cada refrán para explicar su significado, refrendar la vigencia de su valor médico o, en algunos casos, mostrar su superación por los conocimientos actuales e incluso tildar unos pocos de disparates todo con el mérito de quien glosa con profunda cultura un texto anónimo pero de valor incuestionable en una rama concreta del saber. En su primer libro sobre la cuestión, titulado Refranes de Medicina o relacionado con ella por el pueblo (1936), recogía 1.550 en el que se editó en 1944, cuyo prólogo es de por sí un ejemplo de buena literatura, aparecen 3.231
En un artículo anterior se habló de los refranes como muestras de sabiduría popular. Hay un médico que supo recoger los refranes de índole médica y sanitaria desperdigados en otros muchos recopilatorios, uniéndoles los que recolectó en sus años de ejercicio médico, durante los que supo aguzar el oído y el ingenio para transmitirnos ese colosal patrimonio cultural de la lengua española. Al doctor Antonio Castillo de Lucas (Madrid, 1898-1972) se le puede poner en digno parangón con otros dos personajes de nuestra mejor literatura que realizaron una labor similar en otros campos: Antonio Machado Álvarez, padre de los poetas Antonio y Manuel, recogió por toda España coplas y cantares populares y fue uno de los creadores de los estudios sobre el folclore nacional, y Ramón Menéndez Pidal, el estudioso del Cid y de la literatura castellana medieval y que fue director de la RAE, recorrió España, hasta sus más recónditos pueblos y aldeas, para recopilar la extraordinaria tradición romancesca que atesoraban.
Antonio Castillo de Lucas hizo otro tanto con la paremiología médica. Lo más importante de su labor, con serlo mucho el trabajo de campo, lo constituyen los jugosos, oportunos y sabios comentarios que añade a cada refrán para explicar su significado, refrendar la vigencia de su valor médico o, en algunos casos, mostrar su superación por los conocimientos actuales e incluso tildar unos pocos de disparates todo con el mérito de quien glosa con profunda cultura un texto anónimo pero de valor incuestionable en una rama concreta del saber. En su primer libro sobre la cuestión, titulado Refranes de Medicina o relacionado con ella por el pueblo (1936), recogía 1.550 en el que se editó en 1944, cuyo prólogo es de por sí un ejemplo de buena literatura, aparecen 3.231.