Descripción
Nuevo descubrimiento del mediterráneo. CésarGonzález Ruano. Afrodisio Aguado,S.A. Editores libreros. 1959.
Montecarlo en tiempos de la guerra mundial, donde “todo vivía como si al mundo no le ocurriera nada” le parece en visión diletante “un oasis donde la vida parece haberse parado en un millonario limbo de feliz ignorancia, en un imperio frívolo, desdeñoso y suntuario, en un canon de elegancias tal vez un tanto marchitas, acaso un tanto lánguidas como conviene a los conceptos europeos de lo elegante”, aunque en el Casino puede ver operar sobre todo agentes alemanes vestidos de paisano “cuya principal misión era fichar judíos, obsesión que ocupaba el ochenta por ciento del as actividades de la Gestapo“, haciendo funcionar unas diminutas cámaras fotográficas, del tamaño del botón de una condecoración en la solapa, de fabricación rusa.
De Montecarlo se pasa a la Riviera ligur. En Mentón estaba el refugio de Blasco Ibañez , quien pensó en hacer en ella algo así como una residencia para escritores una “inocente fanfarronada” del novelista, de la que nada se hizo “Baroja cree que todo fue un cuento”.
Génova es uno de los mejores capítulos. Italia, escribe, “es un país de actores” en el sentido de que toda criatura humana representa con un especial énfasis un papel social y la sociedad italiana, en su conjunto, está organizada como una gran compañía de teatro. Mientras leemos eta descripción nos parece estar viendo a Aldo Fabrizi o a Vittorio de Sica en cualquier pelicula neorrealista. Los genoveses tienen “cara de pájaro” y en alguno de estos rostros, de ropavejeros, GGR, ¡que obsesión la de este hombre|, cree ver “cierto tufillo judaico”.
Nápoles “se ve antes de llegar, por el oído”. Nápoles donde CGR advierte todavía la influencia de España, es la ciudad del mundo donde “la gente entiende lo que sea con mas ligera y rápida esbeltez, con mayor prisa”. Nápoles es “sucio, bello y horrible, miserable y fastuoso, injusto y sensual”. La obsesión permanente de la ciudad es “la Policía y el chantaje”. Los napolitanos son feos y simpáticos y las napolitanas suelen ser “de piernas cortas, [no será Sofía Loren] bellos ojos y visten, en general con un inconfundible mal gusto”.